Quizá dentro de unos años, en nuestra felicidad de haber salido de la crisis (Dios así lo quiera), nadie recordará el 29 de septiembre, día de la Huelga General. Esta manifestación popular fue llevada a cabo por las confederaciones sindicales de Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores. El fin de esta manifestación no era otro que el de manifestar el rechazo a los recortes sociales y la supresión de derechos a los trabajadores, reformas que había decretado el Gobierno Español.
Ir a la huelga no garantiza que el Gobierno modifique lo ya aprobado, pero al menos ayuda a que se den cuenta de que el pueblo no está de acuerdo y que se replanteen ciertos temas de la Reforma Laboral.
Justificada o no, lo cierto es que los trabajadores tienen derecho a realizar esta huelga, en este caso, para reivindicar sus derechos laborales.
Los sindicatos critican algunas de las reformas que se van a llevar a cabo, en este caso afirman que esta reforma no servirá para crear empleo y que tampoco reducirá la dualidad del mercado laboral, y en contra posición, aumentará la temporalidad.
Ante esta reforma, pocos han sido los empresarios que se han pronunciado, debido en parte a que son los mayores beneficiados de estas medidas. Los empresarios son los que tendrán el poder de decidir si tienes derecho a trabajar o no.
